viernes, 4 de octubre de 2019

DROSOPHILA MELANOGASTER



—Es del vasto reino de los Artrópodos, con algunas de cuyas criaturas habrán lidiado de vez en cuando. Hexapoda, que tiene seis patas. Díptero, que tiene dos alas. De la familia Drosophiladae. Del género Drosophila. Especie Melanogaster. He aquí, pues, la pequeña mosca de la fruta, como le conocemos normalmente. ¿Por qué la Drosophila Melanogaster, cuando los guisantes ya daban buen caldo? Si han leído lo que les he mandado a leer, sabrán que esa pregunta tiene una respuesta evidente. Por otra parte, su manipulación resulta muy práctica en todo el proceso. Tiene un ciclo biológico de unos 12 días. Su dieta es sencilla, como se imaginarán. Qué dije de comer en clase... Por favor... Bueno, consta apenas de 4 pares de cromosomas, que pueden notarse en las glándulas salivares de las larvas. Y, lo que nos interesa mucho, la especie es capaz de una diversidad de mutaciones que se aprecian inequívocamente, a través de varias generaciones. El ciclo biológico consta de cuatro etapas diferenciadas. El huevo, que al trasponer el oviducto será fertilizado en la placa vaginal, donde el macho deposita su esperma. La larva, que después de la eclosión del huevo se alimenta vorazmente. La pupa que se pegará a una superficie seca hasta que se convierta en el imago o individuo adulto. Las hembras tienen un abdomen puntiagudo y más grande, con una sucesión de anillos oscuros. Los machos tienen un abdomen redondeado, pequeño, con anillos que se fusionan aquí. Estos cuentan, en el primer segmento tarsiano, de un apéndice quitinoso que es conocido como el peine sexual.1 Normalmente la Drosophila Melanogaster es de un color amarillo pajizo2; sus ojos normalmente son rojos y muy redondos. Sus alas tienen cierta nervaduras y el borde, redondeado, normalmente se estrecha aquí. No se agiten, muchachos, ya tendremos la oportunidad de verificar la clase al microscopio. Hay una especie de púas quitinosas como se ven en el perfil de la lámina, se les llama quetas. En fin, las mutaciones se descubren, como ya saben, en todo el fenotipo, pero son de mayor interés aquéllas que, además de ser muy obvias, se podrían seleccionar y combinar con facilidad. Nosotros trabajaremos con las mutaciones presentes en sus ojos, que van de los ojos más claro, sin pigmentación, a la de los ojos más oscuro, pasando por distintos grados de coloración. Hay otras muy evidentes en las alas, cuando son enroscadas, atrofiadas de algún modo o con variantes en las nervaduras. Desde luego las mutaciones son transmisibles a los descendientes.3 Ya pueden sentarse. A partir de la semana que viene, no entrará al laboratorio quien no haya traído la bata rotulada con su nombre. Así que de nada servirá que se busquen cualquier otra a última hora. Para la siguiente clase uno de ustedes, y ya veo que la alumna Antonieta…

¿Yo?

Sí, usted, señorita, que por lo que se ve no deja de repasar sus notas. Usted nos va traer un primer cultivo, del cual vamos a seleccionar las distintas sepas de nuestro estudio. Preste atención. Tomará un frasco de vidrio, como de este tamaño, lo lavará muy bien, y colocará adentro trozos de frutas. Al cabo de cierto tiempo aparecerán las moscas, no por generación espontánea como ya sabemos. Así que cuando la población sea numerosa, cubrirá el frasco con esta gasa estéril que le doy, asegurándose de que no se abra. Lo traerá el lunes y en otros frascos, con una levadura especial, procederemos a cruces particulares. Se van a seleccionar hembras y machos según ciertas proporciones.

Pero cómo agarrar las moscas sin matarles, profesor. Sólo moscas muertas he podido ver con mi lupa.

Entonces su curiosidad, caballero, no es más amplia que su lupa.

Quiere decir, bobo, que sólo así puedes ver.

Mira tú, cómo quien no dice nada, y eso que eres una mosquita muerta.

Silencio. Silencio. Por favor. Hay dos formas de narcotizar a las mosquitas de modo que se puedan manipular bajo ese estado. Con anhídrido carbónico y con éter, esta última sustancia es la que utilizaremos nosotros.

Profesor, ¿hay que traer el cuestionario resuelto para la próxima semana?

¿Piensan que después de esta clase los cuestionarios quedarán en blanco? De la página 22 a la 27. ¿Alguna otra pregunta?

¿Cómo sabremos si los hijos ya tienen padre?

Silencio. Silencio. Sí. Es importantísimo que las hembras sean vírgenes4, de modo que los cruces estén garantizados según la línea parental y así en las generaciones siguientes. ¿Cómo lo sabremos? Se preguntarán todos. Vamos a escoger las hembras antes de su maduración sexual. Cuando estén en la etapa de pupa o más bien cuando no hayan alcanzado todavía la coloración de su estado fecundo. Pero no se me adelanten, que los detalles, a su tiempo, se les averigua mejor.5



¿Para qué pides ese frasco, Anto? Una pecera, ¿verdad?

Es para un experimento de biología.

Ah, el de la mosquita, claro.

¿Cómo les fue a ustedes?

Eso fue el año antepasado. Apenas recuerdo que pasé, y ahora veo que es un bonito recuerdo. Escogimos moscas, o algo así, como quien escoge guisantes. Son impresionantes los ojos de esos bichos. Al microscopio todo luce impresionante.

¿No recuerdas más?

Quien sabe más de esa clase es el que le tocó llevar el frasco. Ah, pues sí, luego me dices cómo les fue a ustedes. No creo que Sansón tenga energía de explicarlo tantas veces. Por eso siempre el frasco para otros...

Aquí tiene, señorita.

¿Cuánto es?

No se preocupe. Todo sea por la ciencia.

Muchísimas gracias.

Gracias. ¿Por qué no me pediste ese frasco?

Supongo que debía conseguirlo vacío. Es sólo un frasco vacío. Se puede conseguir en cualquier lado.

Tienes razón. 

Pero éste está muy lindo, ¿verdad? 

Pues sí. Parece una pecera, ya te dije. Pero déjame ayudarte con eso.

Gracias.

Este silencio ya repite lo que me dirá. Es inminente que lo sepa, que me lo haga saber.

Ya conseguí la casa, Antonieta.

¿De qué casa hablas?

Los padres de un amigo mío, que son Odontólogos, estarán 5 días en un tal congreso. Así que ya tenemos un lugar para estar juntos. Ya ves, no hay que esperar a la muela del juicio.

¿Cómo se te ocurre que puedo relajarme sobre las sábanas de otras personas? No estamos preparados todavía, además... Dame más tiempo, por favor.

¿A qué tiempo te refieres? Ah, sí. Seguir sólo con besos que no llegan a nada.

Pero, ¿cómo dices nada? Entonces, ¿es nada lo que sentimos, lo que nos junta cuando nuestras bocas se juntan?

¿Y qué crees que sería lo que nos junte de un modo más profundo, algo menor a lo que ya das un poder sobrenatural? Por supuesto que para mí son importantísimos los besos; vienen porque ya estamos encaminados.

¿Me puedes acaso obligar a lo que sólo por gusto puede gustarte?

¿Puedes acaso privarme de un gusto que no te atreves a disfrutar? Vamos. ¿Por qué insistes en que tu propia mortificación me lastime?

Callaré hasta que vuelva preguntar. Entonces sabré de sus intenciones. Entonces conoceré mi propia pregunta.

¿Qué dices? Será sólo un rato... Un rato que nos unirá más, eso sí.

¿Cuánto durará perder la virginidad? Supongo que para ti será un rato.

¿Te hace más mujer conservar tu himen?

¿De qué himen hablas, cuando ya no recuerdas a quienes ya olvidaste? Sí. Tienes razón; puedo enorgullecerme de que me pidas lo que ya tú no puedes darme, por eso te lo daría de verdad, hasta para compensar tu falta.

¿Me recriminas un pasado que tú me hiciste olvidar con devoción?

¿Me recuerdas que este porvenir lo impone precisamente ese pasado?

¿Así que todo proviene de mi pasado, hasta del pasado de mis abuelos? Es eso, ¿verdad? Por lo visto no puedo apelar a mis propios deseos, que ahora me abrasan de verdad.

¿Deseas más de lo que amas? Porque si es así, no me amas de verdad.

Te amo. Te lo he demostrado de todos los modos posibles.

Menos del modo que deseas, ¿eh?

¿Me llamas egoísta, entonces? Acaso no te convido al mismo sueño. No a dormir conmigo, sino al mismo sueño.

Tanta insistencia me acobarda. Así no podré dar ningún paso con mis piernas.

Tanta huida me vuelve un temerario. Así no podré seguir tu paso. No me perdonaría hacerte daño. Puedes esperar a otro, estás en tu derecho.

No es por otro que te hago esperar. Espero por ti. No te adelantes, que espero por ti.

Los padres de mi amigo vuelven en tres días. Tú decides. Una oportunidad igual no la tendríamos en un colchón propio, y lo sabes.

¿Me das un ultimátum? ¿Es con esos términos que amas?

No sé de qué hablas, porque amarte desde lejos o apenas tocándote como una flor me ha deshojado mucho. Tal vez por eso pienses que ya soy un desalmado.

¿No pueden mis labios aliviar lo que agravan?

Sí, por cierto. Será un ratico. Aquí, a la vuelta. Nadie nos vería, y así puedo esperar otras semanas.

Dame el frasco. ¿Ves, bruto, cómo son todos los hombres? Tienen el cuerpo metido en ese lugar del cuerpo. Si tuvieran la misma sensibilidad que los conmueve, pedirían perdón por ser así.

Si pidiéramos perdón, como dices, no lo mereceríamos de ninguna manera. No tiene caso discutir más, porque mi amor por ti ya no me pondría palabras amables. En este punto, mi despecho te haría menos daño, mucho menos del que me hace a mí. Adiós.

No lo dice en serio, pero la urgencia es verdadera, y yo ya no me podría enamorar por primera vez. ¿Qué podría perder si no lo pierdo a él? La virginidad no ha sido una conquista propia, en cambio perderla con el primer amor es una ganancia que no tiene segunda ocasión en el mundo. Él mismo ya no podría ofrecerme lo que tome de mí. El rastro es mío y de nadie más.

Espera.

¿Debo esperar como antes?

Espera dos días. En dos días.



Es increíble que en apenas unas horas tuviera una colonia así. Deben estar durmiendo. Es tan tarde. Es medianoche. Ya estoy lista. Sólo falta que amanezca, que se haga de noche otra vez y que vuelva amanecer. Entonces me vestiré como nunca, acaso porque voy a desnudarme frente a quien lo convoca el mismo propósito sagrado. ¿Y si ocurre que duele, que no puedo soportar el dolor, y entonces lo que iba darse se trunca de pronto? Me afligiría mucho que el dolor me paralizara en el sitio escogido, o que me empujara sólo a placeres ajenos. No habrá rudezas, me lo prometió. Algo de su pasado es tierno. Lo único rudo será la espera, tal vez un insomnio que me espabile hasta que pueda despertar con él. El trance en sí mismo no debe durar mucho para compartirse a partes iguales. Tal vez un poco más que el de las moscas. Este lunes también tengo que llevar el frasco. Entonces habrá millares de huevos por doquier. La cópula es breve y la brevedad se disemina en estos huevos. ¿Y si quedo embarazada? Sería algo muy complicado, por cierto. No puedo quedar embarazada, porque según los días de mi ciclo no estoy ovulando. ¿Y qué sabes tú si dentro de lo que sabes hay un ovario prolífico? Soy virgen, y las vírgenes son propensas a quedar encinta, siendo la primera vez un buen comienzo. Ambos somos imagos, tenemos ya la coloración de nuestra madurez sexual. Las alas de nuestro amor ya se han extendido en su lozanía. La luna sigue orbitando nuestras cabezas, y para cuando entregue este frasco de vidrio ya habrá dentro de él un nuevo comienzo que veremos repetirse con diversidad de mutaciones. Después de la clase de biología, entonces el encuentro. Dime: ¿qué es lo normal aquí? Los ojos rojos, supongo. Los que ven por nuestros ojos, supongo. Ah, esta tardanza... estas mismas dudas, que seguirán hasta el momento oportuno, me parece que ya influyen en la especie. De seguro alguien se le ha concebido según estas demoras; en una remota cueva; bajo un puente de piedra; en el pescante de un coche del siglo XVIII, entre germinales cerezos que ya son centenarios. Quizá yo y mi vigoroso amante por separados corregimos nuestras propias ansias, hasta el punto de nacer para ellas y para todo lo demás que nos junte o nos separe. Y todavía faltan unas cuantas horas para la cópula. En dos días nacieron los de antes, en dos días nacerán sus descendientes. Si tanto me preocupa una prole, que sea la que de mí provenga. Concéntrate en el acto venidero, el que vas a consumar con tu novio. Ése es el que te incumbe ahora. No importa que quedes embarazada, pues estoy dotada de esta misma facultad que me trajo al mundo. Pero, ¿y si quedo embarazada? Tengo 15. Será un escándalo. Un Orfanato terminará de parir a mi hijito. Nadie me perdonará; ni siquiera él, cuando el perdón, como el feto, tendría nuestros genes compartidos. Nacerá con la mitad de su patrimonio y con la mitad de mi matrimonio. No. No. No. Si la virginidad me ha conservado hasta ahora, procuraré conservar lo que ella hubiera conservado para siempre. Me lavaré una vez acabe todo. Ah, sí. Más bien por anticipado pondré mi maternidad de excusa. Sí. Tal vez eso lo disuada, que el producto del acto sea lo que obstaculice el mismo acto. ¿Y tú crees que en esa situación, ya desnudo los dos, hay pudor por donde devolverse? Cualquier freno será un acicate. Cualquier beso de despedida me tomará cautiva. Y si escapo, me repudiará. Para salir de mi promesa tendría que quebrarle las bolas en los dos sentido que implique su despecho. ¿Por qué le das tantas vueltas? Entregarse reforzará los lazos del amor. Ya no estoy segura de que su embeleso perdure después de que me haya desflorado. La virginidad es el mejor afrodisíaco para los hombres... y después necesitan artificios que los alejan cada día.

Hija... ¿Estás despierta?

Miraba el frasco. Creí que la gata...

Ay, hija...

¿Qué pasa, mamá?

Una tragedia. Acaba de morir la tía abuela.

Qué dices.

Llamaron del hospital. No sé, no entendí muy bien. Un paro.

¿No había venido para curarse? ¿No decían que estaba bien? Entonces, ¿para qué le trajeron?

Yo también pensé que era mejor dejarla donde había vivido toda su vida...

Ya, mamá.

Cómo puede pasarnos esto.

Tus lágrimas, madre, me conmueven hasta el llanto. Yo que iba llorar de felicidad me ahogo antes de llegar al agua bendita.

¿Le velarán en la sierra? ¿Tendremos que irnos ya?

No. Ya dispuse todo para que sea aquí. La prepararán lo suficiente para que lleguen todos.

¿Aquí? ¿Hasta que lleguen todos? 

Esto igual es grave. Su muerte es grave; lo que la mató sólo es grave porque su muerte es grave. Estar de luto ahora, cuando todo se aclaraba.

Ya la traen. No hubo necesidad de autopsia.

Y, sin embargo, me han abierto para eso.

Cree que saco partido del luto. Se imagina que le telefoneé para no darle la cara. Ya me dijo que no habrá prórrogas. Cuando los amantes hablan de plazos es porque su amor tiene un límite desconocido. Pero, ¿acaso la muerte no nos demuestra ahora que hay que apresurar la vida? Quiero ir; ya estoy decidida. No tengo por qué convencerme de lo que estoy segura. Pero, por otro lado, no puedo abandonar el velatorio. Apenas conocí a la finada, es verdad. Era tan vieja que no me explico tanto alboroto. Deberían darle vivas como no le dieron mientras vivió, y sepultarla sin más. Con el perdón de su memoria, no tengo que recordarle para siempre, y la tendría que recordar precisamente así, para siempre, si olvido el compromiso con mi novio. No es justo que tenga que llorar por una muerte que me hace daño y que ya aborrezco. Si salgo sin justificación alguna, se me indagará hasta que el silencio me avergüence. Si puedo escapar... Si vuelvo alegre, tendré que disimular mi alegría con tantas lágrimas que al cabo todas ellas amargarán mi gozo. No importa que la sazón del mundo acrecenté mi caudal. Iré. Me escaparé, a la vista de quienes me persigan o me repudien. Ah. Si me quedo, como la mayor de las dolientes, a mi dolor le pondrán un nombre muy distinto, sin saber que es el mío. Estaré a la cabecera de un duelo que me amordazará con mortajas ajenas. ¿Qué decido en esta encrucijada? El amante no es menos cruel que la difunta, pues con toda su virilidad exige lo que sin vigor ella ha conseguido. Qué hacer. Correr a sus brazos, desde luego. Salir por la ventana. Llevar el luto como máscara y así escurrirme con feliz astucia. Mejor llevar ropa aparte, porque me desnudaré sin malos agüeros. Ah, pobre de mí, estoy atrapada en mis impulsos. Decidida, pero sin poder decidirme aún. Pregúntale al frasco de vidrio, ya no está vacío como antes. Qué hacer. Echar andar el frasco, vuelta y vuelta, hasta el borde de la mesa... La mesa ciertamente tiene un borde del que he visto caer otras cosas, y la circunferencia del vidrio no acaba nunca. Si se puede imaginar un sistema infinito, va ocurrir entonces que ni empieza ni termina lo que abarca todo, e incluso la misma imaginación sería suficiente para que no se complete nada, ni más adentro ni más afuera. Cualquier punto entonces siempre estaría en el medio de esa vastedad. Esa mitad universal sería el ángulo de cada ángulo, en tanto es el ombligo de lo que tenga ombligo. Es como si nada naciera nunca. Por eso tenemos la impresión de que una cosa se repite de muchos modos, y que hay los modos de recordar algo que requiere cierto esfuerzo que no se puso para olvidarle. Por eso se dice que hay fuerzas escalares u otras mínimas. No es que haya una similitud posible, sino, más bien, el umbral es el mismo para todo. Por eso las paradojas. ¿Cuál sería la explicación más simple? ¿No sería acaso la que lo explique todo? Por eso nos eclipsan nuestras dudas. Fíjate, la estrella que vemos en una galaxia distante no me desgarra en el mismo centro donde puedo romper este telescopio ahora, y, sin embargo, ocurre lo que no tiene modo ni espacio ni tiempo ni otras dimensiones para ocurrir. Yo estoy con mi amante, aunque una indecisión nos repele el uno del otro. Mi vagina está donde está su pene. Alégrate de eso. Pero ¿qué pasa si no pasa nada? Lo que es más, que pasa si nada existe; si existe nada. Adónde dejas la nada, niña, ya que también la mencionas tanto. Ah, la nada, porque cierta nada pasará para cuando lo decida todo. Cómo crees que algo menor se me iba olvidar. La nada existe sólo porque no es, porque ella recrea en sí misma lo que no existe. Entonces otra vez lo que percibimos, tal cual lo creemos percibir, la estrella en una galaxia distante; el telescopio roto en mi habitación; los ojos, normalmente rojos... Entonces él, mi amante, del otro lado del teléfono, reclamándome que es mi novio, al tiempo que ya deja claro que no lo será, y simplemente porque se repite lo que nada existe. Otra vez aquí. Todo separado. Otra vez el insomnio. Otra vez el velorio venidero. Otra vez su pene en su pene. Otra vez mi vagina en mi vagina. Otra vez estoy a punto de decidirme. Sin embargo, otra vez y siempre la mitad de las mitades en todos los puntos. Ahora que estoy más decidida que nunca, no puedo avanzar más. El mundo es como es; la nada, como existe. Sí, con estas relaciones, tal vez incestuosas, hay algo en lo efímero que siempre nos recuerda la eternidad. Dejemos que el frasco ruede. Rodará hasta el borde de la mesa. Tal vez nunca caiga al suelo. Tal vez los huevos sigan con sus padres, en cada vuelta preservada. Disfrutemos de esta licencia que no se agota aún, porque aún no me decido y el dilema es doble y por lo mismo cuádruple, y de otras dieciséis vertientes, 256 por 256... Si se rompe el frasco, es porque mis esperanzas son igual de frágiles. No temas, Antonieta. La fruta volverá a reunir el jardín, y la Drosophila Melanogaster no notará ningún cambio, ni porque lo transmita a sus descendientes; ni porque coma sobre astillas de vidrios las frutas prohibidas. Invictas criaturas. Vuelta y vuelta. No tengo por qué decidirme mientras todo gire. Podría pasar la vida en esto, y nadie podría culparme. Somos como moscas, dirán, pero con otros pares de cromosomas.



1 Peine sexual: para este profesor calvo y poco agraciado.

2 Amarillo pajizo: Masturbación hasta la anemia.

3 Transmisible: Yo creo que la castidad de unos también es capaz de influir en la descendencia de otros. Atreverse, o no, debe consentir resultados especiales.

4 Es importante, por eso se nace virgen.

5 Huevos: Una hembra es capaz de poner alrededor de quinientos huevos en su edad fecunda, cuántos sería capaz de poner al morir.


No hay comentarios: