jueves, 27 de febrero de 2025

VENTANUCO

 


A Marta y Lope


Mujer de un desvelado mundo sueña

Que la cuerda del peine a tu locura

Bien recuerda o tan bien también enseña

Que ni por gracia del pecado es cura


Y pone el cielo igual su...


Se escucha que cae el peine. Este sonido lo conoce bien. Apenas cae sobre las baldosas, el silencio se ahonda hacia ningún confín. Apenas cada noche ocurre. Un ritual que al través del ventanuco concilia sus prodigios. No sabe si los versos conseguirán el amén que sus rezos extraviaron. Apenas sabe que sobre las rodillas el camino es largo; de pie también lo sabe. El dorado del altar parece tener un fulgor propio, mientras esas velas con la misma voracidad del tiempo se acaban.

Ella, al espejo, trenza la cabellera como si tal cosa fuera suficiente para sus manos. Ella sonríe con el verde de sus ojos; y sólo la boca confirma ese brillo sin siquiera abrir los labios. Ella todas las noches amanece, porque el alba tan tarde encuentra su estrella, y luego sólo es posible un sueño que pulula como los insectos del verano. El peine se cae siempre; es lo de siempre que repita ciertas palabras suyas: incluso ya olvidadas antes de entrar en esa casa. Las baldosas son duras, más frías que sus pies descalzos. El ventanuco escoge cada vacío que tan adentro se espesa, tal vez porque los ecos de un sacerdote insisten desde afuera.

Ella, al espejo, tampoco dice nada. Su cabellera envejece antes que ella misma, pero son tan pocas las canas que se pierden todos los días entre las sombras. Otro es el incendio; otras, las teas que a las tinieblas guían.

Vuelven los pasos que siempre vuelven, es como si un peine cayera desde la coronilla calva y beata. Ella, entonces, respira en virtud de que este acto tiene un ritmo necesario y, como si nada, se deja a un suspiro tan sólo. En el fondo de su silencio hay versos que él no terminará jamás. Un soneto muy dentro de ella persiste con el mismo oficio, con la misma gracia, igual de desdichado, y letra por letra hasta el final…


Y p o n e



/e l

/c i e l o i g u a l



/s u . . .


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