Aquella singular
maleta escogida por tu madre
Trajo lo que tal
vez no hubiera cabido
En todas las
demás maletas
Del propósito.
Tenía dentro un
idioma
Según la
historia de otras íntimas historias
(Seculares como
libros).
Tenía un mapa,
Cuyas pródigas
corrientes pasan de una página a otra:
De un lado a
otro del mismo viaje.
Se sabe, en
todas las lenguas se sabe,
Que las flores
brevemente divididas en el cielo
Dan arraigo al
sustento de la tierra.
Se sabe, en
todas las lenguas se sabe,
Que una palabra
tan sólo, pues es apenas esa palabra
Que se repite
desde siempre.
Se sabe que el
silencio gorjea en cualquier idioma
Y que los
pájaros callan en los silbidos
Graciosamente
prolongados en el canto.
Todo aquello está en lo
que se dice,
Aunque se
procure decir de un modo conocido
Aquello tan
recóndito en lo ajeno.
Otros poemas
escribes,
Cada vez que
escribes sus líneas,
Poemas de tu niñez recién cumplida.
— ¿Qué horizonte
abriste en la maleta abierta?—
He aquí los
sonidos que nacieran de tus balbuceos,
Los que también quedaran
en las bocas que te despedían.
He aquí; que sin
haberse ido de tu infancia
Regresan con sus
ecos más proféticos,
Como de lejanos
bosques
Regresan versos
castellanos.
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