Un
faro por el fuego coronado,
En
lujo de su forma solitaria,
Ah,
fue vigía adicto a tu gregaria
Gloria,
que así elogiara el convocado.
No
adivinaste en el tributo alado
Que
el advertido mundo en ordinaria
Prisa
abismos cavara a tus plegarias
Ni
que ese luto ardiera consumado.
A
la lumbre violenta la porfía
Del
fuego que en tus rollos como el río
Abrevara
al quemar sabiduría.
Ardiente
paraíso, infierno pío,
Otro
el faro, y no el faro de tus días,
Guía a la entera tierra sus navíos.
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