sábado, 27 de septiembre de 2014

i griega



Vale, 2010
Se descubre un planeta mui lejos; i es el asombro del mundo. Lo más lejos que pudiera concebírsele un hallazgo así. Sucede que ese globo tiene la misma densidad que aquél desde cuyos prodigios se descubre. Sucede que se mueve alrededor de una estrella tan brillante como la que ha dividido los días i las noches. Después de una eternidad se le alcanza a ver de mui cerca. Tiene mares i peces, animales i plantas (tal como se le supusiera todo el tiempo), es tan fragmentario en su conjunto, tan verídico en sus vacíos i llenuras, pero es el mismo globo que antes se dejó en su órbita doméstica. El mismo con su misma luna. El mismo al que no se volverá jamás. He allí sus telescopios i sus doctores perplejos otra vez, en aquel día ya olvidado. He allí el fin por fin, tan inconmovible como siempre, desde el mismo momento en que todo así empezara.

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