lunes, 25 de mayo de 2015

EFIGIE DEL PROFETA



Escampó y en su paz el agua clara
Se daba así de plena al vasto cielo,
Que tanto descorría vagos velos
Hacia el fondo y a tientas de su vara.
Febril lo que el profeta figurara;
Pensar y ver cual visto siempre es celo
De temer que los soles quemen lelos;
Y en rayos ardan, y entre muertes raras.
Allí el llanto lo mengua aquel recelo
De una fiebre tan roja que ya aclara
Al ave de revés en pronto vuelo.
Mas en inversa estirpe igual su tara,
Por otra vez soñar aquel desvelo,
Le repone la cara faz que encara.

De Cien Sonetos

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