Nacer es nuestra primera herida mortal; vendrán otras, sin duda más graves, pero está ya nos habrá lastimado hasta lo más hondo.

La poesía es una promesa infundada y, a veces, más bien premonitoria.

La mayoría de lo que sé, lo he aprendido de las mujeres, el resto vino conmigo sólo por ser hombre.

Con el hambre que traigo, a este ayuno no le dejaría ni las espinas.

Siempre he sido tan inteligente como una pléyade de genios, pero bruto como yo solo.

Por buscar una semejante las pajas eran vigas en mis ojos, hasta que conseguí una mujer en todo punto distinta a mí.

Las únicas especies que se cruzan, incluso siendo las que más difieren entre sí, son las de las mujeres y las de los hombres.

Es bueno saber que adonde se quiere ir se puede llegar con certidumbres de esa naturaleza. Yo del mismo modo estoy dispuesto a esa bienvenida. No sé cuándo, porque aún no sé qué lunas invoquen ese calendario, pero ya las mismas cordilleras, los mismos valles y las mismas selvas, inmóviles en sus secretos movimientos, me adelantan y me apresuran. He de advertir, eso sí, que la timidez no será de piedra, y que detrás de ella casi todo me hace temblar, quizá porque es ella la que mejor reúne mis defectos y virtudes, sea cuales sean todos ellos.

Ninguno de los dos puede comer al otro, ni porque el apetito sea el mismo antes del ayuno.

Esto de dibujar y escribir es un don recíproco y cuando sucede el autor escribe tal como dibuja; es decir, sin aflojar en las líneas que por entero definen hasta lo invisible.

Cada trazo de la niñez es un brote fresco que al fin vemos en nuestro jardín de ayer

Parece entonces que el cielo es más promisorio bajo los pies.

Unos cuántos aliados no son pocos cuando la mayoría son enemigos.

Qué bien te sienta la belleza, y eso que nunca fuiste fea.

El arte siempre es íntimo y la intimidad de lo que se aprecia está dentro de nosotros.

No siempre es bueno ser el mejor, pero cuánto empeorarían las cosas si nos quedamos igual que siempre.

Con que tenga tantas virtudes como defecto tiene, es tan perfecto como único sea.

La estupidez consigue muchos medios en un cerebro bien dotado.

La tormenta sí que es propicia cuando el cielo nos cubre por entero.

Aquellos que sólo los despierta quien los duerme nos son capaces de soñar por ellos mismos.

Nos bastan nuestras huellas para sufrir ilimitadamente.

Cuando nos apeemos de nuestras huellas no será para dar otro paso.

Mucho de nuestro arraigo está en la caída.

Y luego el silencio se manda un solo formidable para dar profundidad a la canción.

Por último, hay que decirlo así, las arrugas son cauces donde la vida corre furiosamente; pocos viven cuando le ponen trabas y escollos, porque igual mueren, pero ya muy azorados por sus diques.

Su único ojo era tan tuerto como él con ese ojo.

-Sólo lee a los clásicos, ¿eh?

-Más bien lo clásico en mi es no leer a nadie. Escribo así, sin leer.

-Es muy probable que repita la mar de cosas.

-Quiere decir entonces que ya voy encaminado.

Si contamos los ojos que se han perdidos sólo quedaran ojos para eso.

La verdad siempre se nos antoja que por distintos y muy proclives modos se puede tener una original clarividencia de lo escrito, porque los medios de cada escritor suelen ser tan reservados cuando son tan obvios.

La calvicie anega antes de adentrarse en los ahogos de unas canas.

Ni una coma difiere de lo escrito, tal vez para leer el cuento se yerre en la misma dirección en que se ha acertado.

Si algunos vivieran como desde que nacieron mueren, ya vivirían per seculum seculorem



No hay ocasión más dulce que darle un dulce a un niño.



Dicen que The Beatles no inventaron nada nuevo, entonces qué ingenio tenía para eso…


You always look so beautiful that all these flowers can not adorn to you better than you do yourself.


En el fondo todos sabemos que sólo a la luz del fuego al fuego mismo traer podemos.


Y cómo vas con tu idioma, querida, porque supongo que arduas han sido las lecciones del idioma materno. Se aprende más cuando otros idiomas traducen el esfuerzo.


Ese pueblo no tiene ni pies ni cabeza. Allí el Apocalipsis no sabría cómo empezar ni tendría garantías de terminar nada.


En qué momento sueñas.

Despierta supongo

Entonces se sabe lo que se sueña, y como esto casi siempre te desvela, otro sueño más caro es acaso el dormir…



*No sólo estaba solo, sino que era el único que así de solo estaba.


*Antes que las arrugas, son las cicatrices las que tanto nos envejecen.



Ya me preocupaba ser tan adicto, no sólo porque era el único, sino el más intransigente.


Sólo precoz para nacer y al cabo tardío para envejecer…



La inapetencia es la profunda huella de un ayuno


Idos ya, que el único arraigo de vuestra fuga sean los diligentes pies, a los cuales seguiréis día y noche, como la noche sigue al día. Idos.


Ya le amortajaban los remedios prescritos.



En el jardín de la vergüenza tuve por parra el ombligo. La desnudez fue la que vestí cuando el parral me enlutó.


qué cuadrantes se entreveran en un cielo así de complicado a cuya intemperie te guareces. Te adormeces con el habitual rumor de tu estómago que casi a gritos te aconseja el piadoso ayuno de callar con igual pasión.


Porque no acometemos con audacia lo que otros de su cuenta ya demoran. Siempre seremos los mismos caminando por el mismo y único camino que conocemos.


Tienes razón mujer, y temo que yo insista más por cobardía que por tu razón, no sabes cuánto temo a los atajos.


El plagio está a la moda de desnudarse hasta el punto de que no te reconozcas.


Sólo de cerca es perfecta al margen se le notan los detalles


Eres uno de esos preclaros seres que nunca les estorban los ojos


Huellas que te traban donde algún día tus cansados pies se detuvieron al menos.


¿Qué nada en sus ribetes se descose?


En cada mordisco coronarás el ayuno por venir


No queméis otra Troya porque arderá de nuevo y las llamas no serán las mismas, sino las de ahora.


Si le quitáis sus manzanas al paraíso quizá se dulcifique un poco.


Entre el Paraíso y el Apocalipsis unas cuantas profecías parecen trascenderlo todo.


Tiene una genialidad para no parecer tan bruto que parece que no lo fuera de verdad.


Quien teme morir por todo, vive más de lo que quisiera vivir.

Un hombre de virtud es aquél que cada día de sus días combate con audacia a sus defectos, porque aun cuando no los atenuare del todo esa misma lucha lo guiaría con justicia siempre.

Tomad un arma en vuestras manos y que en vuestras manos una mano vuestra sea con la cual empuñéis cualquier otra más mortífera.


Ni vuestras bellas vírgenes, que no lo son tales cuanto sólo son bellas, os salvarán de vuestras quejas.



Tales cicatrices, mi señor, le anudan a su doliente piel, que reteniéndole así le impone ese mismo régimen que ya sus arrugas desde ayer con cierto rigor le imponían.



Aunque bastante locuaz es su ignorancia, nada mejor sabe que callar el pobre idiota.


-tanto sufrí por no llorar, mujer, que el llanto mismo a mis ahogos anegaban, por eso una lagrimita al borde de mis vidriados ojos se veía.



-es muy inteligente para preguntar, lástima que no responda por su don.



Es de sabio legislar el código que como necios cumplimos.



-Bendito el tiempo… bla, bla, pero no tengo tiempo de escucharos.




Tan sincero es que cuando a las espaldas habla lo hace como práctica de una conversación resuelta.


El mundo es antropológicamente remoto y esto parece estar a la moda de lo eterno¬¬ desgraciadamente¬¬

Hasta luego, pues, que es ardua la tarea de volver con el saludo...¬


Tu respuesta adivinó mi pregunta¬¬



-Adónde

-Lejos de aquí

-Es un buen mapa como para que no os perdáis. Sin embargo, me dejáis, lo sabeis ahora?



Cuando el santo le ponen la aureola ya ni milagros hace.




no sé si reírme o llorar

el dilema está fácil si las lágrimas riegan tus labios

ya veras que de tan floridos, a carcajadas entonces



Tranquila, ya ves que las palabras sólo dicen lo que dicen, falta apenas que con ellas se les infunda un carácter y un silencio.




Se volvió a mí en el guiñó de todas sus cicatrices frescas, así que supe que estaba bien. Un poco desangrado, pero bien.



si igual hace calor bajo el mismo sol

No estás por allá? Dónde entonces que mi pregunta no atina a su respuesta?




La pendular campana declina entonces, y apenas se le escucha lejos.



Cuál entonces ya ves cuánto lo complica una pregunta

.


Blanquísimo son los versos en que atinamos mejor.




Se acabará el mundo antes, señores, y no quedaremos con las ansias de ver el apocalipsis.




En algunas playas el cielo prolonga sus olas en el agua


Un pastel para ese matusalén vaya sólo el infierno prendería tantas velas…



Tiene tanto brío para no hacer nada, que la verdad parece que todo lo hace como si nada.


Nada de la tierra me hace daño, ni la tierra misma cuando en tierra me hayan de cubrir


Tontuelo mío.

Tontuela mía, ya ves que así somos tocayos, que de tontos si nos llamamos a cada rato por el mismo nombre.


También estudió usted los clásicos.

No, lo clásico en mí fue más bien no estudiar.



Un genio es alguien a cuya prodigiosa inteligencia muy a menudo desobedece con audacia y con fortuna.



Que la tortuosa vida suya al menos a la muerte le sirva de cauce.


Ateo autodidacta.



Caer al vacío hasta dar de bruces con su misma sombra.




Siquiera en la inocencia ha sido precoz.


Tenía los ojos tan juntos que había que tenía que apartar el malo para ver con el bueno.



Es de muy mal agüero tener la suerte que usted tiene.



Tan sano y vital, mi señor, que la mar de cicatrices le colman con florido ornato su diminuto cuerpo.


Tantas cicatrices le estorbaban que apenas salvo se detuvo a mejorar en este lecho.



Una cicatriz tenaz es la única parra que lleva en su Edén


Así sea con cicatrices he de encapotarme suntuosamente; otra desnudez nunca más me condecorará con sus vergüenzas.


Fueron cicatrices las mías que, llevándolas de ribete, mi figura contuvieron, como en el mantel la figura del mismo mantel se contiene.


No vaya ser que por ser los profetas de nuestras desdichas, tengamos la clarividencia también de vivirla después.

Profetiza en lo futuro nada más, y sólo lo que por perpetuo os prevenga



Demasiado viejo para tener mi edad, pero quizás no tanto para confesarla.


A diario invoquemos la paz, que ha de ser siempre nuestra oración sincera, ya amanecerá para el amén, y que así sea.


-Estoy entre esta soledad que me aprisiona y la colectiva audacia de evitarme a mí mismo.

-Bonito dilema si te decides por las dos alternativas.



Todavía la gente se casa, pero yo creo que hoy está más de moda divorciarse, y vaya que sin desnudez no hay vestidos.



No sabe cuán maternales han de ser las mujeres que pelean contra el mundo su derecho de no parir.



-Da lástima quien de vos inspira vuestra lástima.


-Duermo solo, porque apenas sueño, y sueño en verdad, señora, que sólo duermo.

-Singular costumbre la que te desvela así, más yo te arrullaré.

-No querrás acostarte con quién además tengas que dormir.


-de una ilusión tan inalcanzable como su misma realidad.


-El porvenir va adelante, y a tientas de su ventaja no querrá perder el rumbo de mi reposo actual.


-Plagiario hasta para reconocer sus plagios.


-Ni borracha me desvirgas.

-brindemos por tu virgo entonces.


-gradualmente se enceguece, a pesar que aguza su interrogatorio, hasta dar con los ojos de Tiresias. espejo hermanos hermanas Antígona.


-Perdona el egoísmo de un insomne, pero velo por ti.


-En este caos toda prisión es tan vasta como la libertad anhelada.


Qué serenata en los trastes de la guitarra topa sus barrotes, es como tu música detrás de la celosía.


-El luto era su único abrigo y aun el lujo de su fin.


-que al menos mi luto te guarezca.


-Derecho y revés legítimo de las leyes.


-Con las mismas poleas del ingenioso hereje se le tortura al hereje.


-sobre ruinas ajenas se sienta firme.


-Hasta eso que el dolor clarividente me hace ver también me duele.


-sólo a la lumbre del infierno podéis guiaros en tu oscurana.


-la única excepción de este caos es precisamente la regla.



-Como el hartazgo da sustento a una voraz hambre, así te alimentará la vida y no tanto la muerte, de la cual sí serás bocado..


-Tan tacaña era su pobreza que no quería gastar en desnudeces.



-La pobreza era el último lujo que le quedaba, así que no quería gastar ni en desnudeces.





-el apodo era el de adonis.

¬

-Joven tan feo que su virtud era precisamente la edad en que otros estaban en la plenitud de sus dones.





LIGHTNINGS


I


One ray stood

Over a sombre vertebra

And from its handsome tunic

Fell down incandescent bites


The houses rose to sky

As tablets that, gropes amongst underbrush,

Lose their way.

Reclined stones into the bed of river,

Hid its face among icy veins.

Reclined bronzing of their naked shoulders,

Diluting it as a nocturne crust.


I saw the corpses lays

Wrapped in profaner’s wrinkle-shrouds.

I saw the birds´ silhouette on brittle branches:

Silhouette beating their wings quietly

As faint shadows abstracted by a monologue.

The calm was a dead bird

Nailed with needles of copper;

And my face, as burnish copper, girt to wanderings itself,

With my rigid fingers nailed in the cheek-bones.

And into a chink of that window which accused me,

I sheathed the knife

Whose haft my hand mounted

Through a walk of adhesive blood and opened flesh.


II


Two rays stood

Over a sombre vertebra:

Hooded spikes under an elegant tunic only.

And bites fell down upon dew

Like anxious butterflies in the hunger.


The chest was opened as soon as

The parturition’s primogenital arms.

And turbid garland of blood

Scratched narcotized teats about alkaline symptoms,

And buried rubies into the narrow navel.

The edge stopped on the brightness of a moment,

And from that zenith a mask of mercury

Stripped off itself with its closed eyelids.


Alone at the window, I jagged the poniard

To forget the crime.

I wrote her Christian name upon window-case

To forget the crime.

The spider was trembling while

I made repoussé work upon wood with blunt knife

To forget the crime.

I was frightened behind my face of burnish copper;

And I frenziedly clutched the poniard

To forget the crime.

I was certain like blacksmith

To forged definitive iron.


III


Three rays stood

Over a dark vertebra

And so many ashen folds mangled

The matutined birds’ itineraries,

And the unlight bites devoured young pigeons

And eggs

And eggs

And eggs.


 La política (en cualquier parte y en cualquier época) suele ser errática cuando las únicas certezas son las promesas, en un certamen como ése hasta se suceden voraces dinastías. Pero no os apuréis, conciudadanos, después de todo, y a pesar de políticos menores, se vislumbra al fin (más allá de un acalorado parlamento) la tierra "prometida". Claro, que si el voto es ciego, y a bastonazos halla la rendija, puede entonces que falle muchas veces por atinar apenas una.

El voto obligatorio propende sin remedio a una resistencia natural al mismo voto (y hacerlo más obligatorio sólo vulneraría el espíritu democrático, cuanto más votos obligados menos democrático el 80 y pico % de participación); el voto voluntario convida por su naturaleza a elegir con libertad. En cuanto de la abstención se obtienes otros votos, pero nunca el silencio.

Bajo las huellas de los pueblos el mundo sigue intacto. Ese es el mundo por el que andamos y es el mundo al que se merecerá llegar.

¿O con mortal audacia prolongar cornisas donde el borde del abismo ya no se atreve... ni a temblar ni a caer ni a morir?



Es bueno saber que adonde se quiere ir se puede llegar con certidumbres de esa naturaleza. Yo del mismo modo estoy dispuesto a esa bienvenida. No sé cuándo, porque aún no sé qué lunas invoquen ese calendario, pero ya las mismas cordilleras, los mismos valles y las mismas selvas, inmóviles en sus secretos movimientos, me adelantan y me apresuran. He de advertir, esos sí, que la timidez no será de piedra, y que detrás de ella casi todo me conmueve, quizá porque es ella la que mejor reúne mis defectos y virtudes.



Cuando la poesía es la promesa cumplida y a la vez profética de lo que se escribe o se lee, las palabras nos dotan entonces de aquella elocuencia que el silencio desde siempre domina.





Muy conmovedor lo que dices del mar, Mujer. Se te puede imaginar frente a la orilla mientras el ir y venir de las olas acaban en la espuma y el horizonte sigue imperturbable y firme, Esta historia de la infancia evoca tu misma poesía, tan íntima frente a lo vasto (nunca extraviada), buscada casi siempre por exploradores entrañables.

En América hay tantas rivalidades intestinas que aun ellas no nos diferencian mucho. Por otro parte, las generalidades postergan no sólo un conocimiento inexacto y prejuicioso, sino que las más de las veces procuran hacer cátedra consagrada de eso.

La tierra nos recuerda que tenemos una memoria arraigada en ella.

En un estado tan breve como la eternidad, al tiempo que tan dilatado como lo que apenas dura, los animales tienen esa virtud de abreviar defectos, y sin siquiera darse cuenta del milagro.

Qué terrible tapiz de boquetes, grietas y heridas ofrece la guerra y, sin embargo, el arte afortunadamente tiene la virtud y la abnegación (benditas ambas) de cicatrizar allí.

Viendo sus pichones… No era descabellado aquél cuento de que la cigüeña traía hijos al mundo, tal como los demás padres lo hacen.

El colibrí tiene la gracia paradójica de conservar un estado por opuesta virtud de otro estado, y es que para permanecer inmóvil no deja de batir sus alas con el ardor de sus secretos.



Hay que añadir también que esa especie soledad (casi como un sacerdocio elegido) es la vanguardia de ciudades materialmente muy desarrolladas. Es decir, en los lugares más populosos se vive algo que ya se empieza a notar en otras ciudades y aun en cualquier parte que adolezca de un vértigo impersonal. Hay ejemplos en todo el mundo donde las personas se dividen en goces solitarios y abstractos.



Es curioso que muchos de los americanismo que distinguen la condición de tonto se los imaginen de las ovoides entrañas del varón (por cierto que no sería descabellado el monopolio): huevón, güevón, pelotudo, boludo. La explicación tal vez se deba a que esos términos referían originalmente la condición de apocado, individuo de poca resolución (como lo opuesto a cojonudo, que sería "tenerlas bien puestas" y no desmesuradas y estorbosas...) Por cierto, no es menos curioso que la valentía casi siempre se la imaginen del mismo lugar, cuando, ya se sabe, puede venir o faltar de cualquier lado.

Los proverbios tienen esa profunda sabiduría de lo anónimo.

Fue la guerra donde todos buscaban su acomodo. Ya se habían cometido tantas barbaridades que la muerte era sólo una cicatriz, aunque la peor de todas.

La historia tiene en ella no sólo los acontecimientos comprobados, sino también la reflexión de un porvenir más esclarecido.



Las opiniones que horrorizan hoy deben prevenirnos de horrores ya vividos. A menudo cuando se escucha barbaridades así es porque la barbarie ya tiene, cuando menos, la imaginación de esas palabras.

Es condición especialísima de quienes se creen especiales ser tan parecidos, paradójicamente porque la humanidad tiene un único y cercano ombligo que a la mayoría le asombra reconocerlo en la mitad de quienes somos.

La tierra conmueve siempre que se mueve, sin importar la precocidad de los heraldos; es tan sobrecogedora que nos despierta como en un sueño.



Everyday the sky shows its miracles in earth

Un sol en el cielo y otro bajo él.



En una casa, cuyos vacíos no eran ya de nadie, ella fue desempacando unas estampas envueltas desde siempre, preciosas e impolutas. También deshizo los matasellos de cartas que tal vez procedían de los mismos lugares de donde pudieran venir, siendo aquellos tan lejanos y profundos como las propias idas y regresos. Es acaso una caligrafía, que sobre el papel va perfeccionando el perfil de su labor. En las estampas se advierte cierto orden, trazado como un ámbito de tiza, dentro del cual los versos exceden la misma intimidad con que.


La correspondencia de dos amantes, va y viene entre ese montaraz apetito con que se pretende la reverenciada carne del otro. Une y desune como en un sueño, o más bien como en una vigilia impalpable. Aquí hay prosa; no porque se escriba con menos versos, sino porque, al contrario, todos esos versos progresan indefinidamente sin disminuir sus virtudes. Parece entreverse una novela, cuya narradora impersonal anda entre los vericuetos de dos corresponsales remotos; he aquí el mobiliario que atraviesa la espesura, y por cuyo recorrido ella, la narradora, cede a esas voces de un trance anterior. Si se nombra una calle, un aposento… en fin, por cada digresión de la memoria, se debe dar otra vuelta atrayente, hasta allanar el tiempo a un horizonte de gelatina. Hacia el final las palabras ceden también, y ya no se sabe para quién se cede ni por quién se hace. La novela, si es que tenemos el acierto de llamarle así, debería discurrir en los amagos y dudas de los corresponsales. 



No hay comentarios: